Desde la Biblioteca Escolar surge la idea de celebrar la actividad "Cuentos a la luz de las velas" para la efeméride de "Todos los Santos". A partir de ahí, los distintos departamentos se animan y organizan actividades que se desarrollan durante la semana del 26 al 30 de octubre. El viernes 30, como colofón, celebramos "Halloween" por todo lo alto.
Halloween en IES Cerro Milano
Biblioteca Escolar IES Cerro Milano
martes, 10 de noviembre de 2015
lunes, 14 de septiembre de 2015
Convocatoria programas de ámbitos de comunicación 2015
Desde el día 1 al 30 de
septiembre están disponibles en Séneca los formularios para realizar la
inscripción en los programas educativos del Ámbito de Comunicación Lingüística
1.- Programa Clásicos Escolares:
ofrecer estrategias y recursos metodológicos que puedan complementar el
currículum escolar. Esta propuesta se enmarca dentro de las medidas de apoyo a
la lectura
2.- Programa Comunicación:
centrado en la elaboración de un proyecto para trabajar los medios
audiovisuales en el aula obteniendo un producto final: revista escolar, canal
de radio, canal de televisión, cortometraje de ficción o documental
3.- Programa Creatividad
Literaria: objetivo fundamental desarrollar la competencia en comunicación
lingüística, y fomenta prioritariamente el desarrollo del talento, la
creatividad y capacidad de innovación del alumnado. Es además una medida de
apoyo a la lectura
4.- Programa Familias Lectoras:
Tiene como objetivo ayudar a los padres y familias a desarrollar su labor
educadora en colaboración con el centro educativo, para mejorar la comprensión
lectora de sus hijos y afianzar el hábito de la lectura
5.- Programa PLC: Proyecto
Lingüístico de Centro. Requiere la
participación de, al menos, el 50% del profesorado. Las actividades del
programa y la implicación de cada área educativa debe estar incluida en las
programaciones didácticas. Comprende 3 cursos académicos de duración
La información detallada de estos programas la podéis encontrar aquí
jueves, 16 de mayo de 2013
Ganadoras del concurso de marcapáginas 2013
Ya tenemos ganadoras del concurso de marcapáginas de este curso.
PRIMER CICLO:
Velia Estrelles Casado
SEGUNDO CICLO:
Alicia López García
viernes, 26 de abril de 2013
jueves, 25 de abril de 2013
Concurso de marcapáginas
Con motivo del día del libro, hemos realizado un concurso de marcapáginas en nuestro centro.
Las bases se han repartido a los tutores, que han realizado esta actividad con sus alumnos durante la hora de tutoría.
Los resultados se presentarán en el salón de actos.
El ganador se llevará un diploma, un lote de libros y será el marcapáginas oficial en la feria del libro del próximo curso.
viernes, 18 de mayo de 2012
Buzón literario. Concurso escolar
Este año, con motivo de la celebración del día del libro se han relizado varias actividades relacionadas con el fomento de la lectura y la escritura.
Entre ellas, un concurso literario. Los alumnos han sido invitados a depositar su poema o relato corto en un buzón habilitado para ello, situado en la entrada del instituto.
La participación ha sido escasa, por lo que hemos premiado a todos los participantes con un libro agradeciéndoles así su colaboración.
El ganador ha sido Víctor Rosa Castillo, alumno de 2º de Bachillerato, con su relato corto El mejor final que un hombre pueda desear.
Aquí os lo muestro, para que disfrutéis con su lectura
Entre ellas, un concurso literario. Los alumnos han sido invitados a depositar su poema o relato corto en un buzón habilitado para ello, situado en la entrada del instituto.
La participación ha sido escasa, por lo que hemos premiado a todos los participantes con un libro agradeciéndoles así su colaboración.
El ganador ha sido Víctor Rosa Castillo, alumno de 2º de Bachillerato, con su relato corto El mejor final que un hombre pueda desear.
Aquí os lo muestro, para que disfrutéis con su lectura
El mejor final que
un hombre puede desear
Me desperté muy exhausto, tanto
era así que de pronto mi corazón empezó a palpitar con fuerza, el pulso se
aceleraba, mi respiración también se aceleraba; no sabía qué ocurría, tan solo
sentía que era arrastrado y que unas voces extranjeras hablaban, no podía ver
sus rostros, habían vendado mis ojos pero reconocía bien el idioma, no
necesitaba ver para saber que eran prusianos; no era la primera vez que me
topaba con ellos, he ordenado a cientos de hombres cargar contra ellos, se como
se las gastan, rudos y disciplinados en el combate, jamás se rinden, tienen en
sí la conciencia del deber por la patria, algo que admiro profundamente.
Me pusieron de pie y me ataron
las manos, debía de ser temprano porque aún se notaba el fresco de la noche y
sin embargo a pesar de estar vendado por los ojos era capar de percibir algo de
luz, así pues debía estar orientado al este, por donde sale el sol; me gustaba aquella sensación, me recordaba a antaño, cuando
madrugaba y escapaba de la academia militar para ver el amanecer junto a Alice,
como una bella postal podía imaginar un monte floreado del que despiertan los
rayos del sol dibujando un delicado perfil de abrazo junto a ella, junto a
Alice. Desgraciadamente el golpe que me propicio uno de mis captores hizo que
se desvaneciera ese recuerdo que se me vino a la mente, en parte se lo
agradecía porque así me mantendría con los pies en la tierra, sereno y firme
dispuesto a enfrentarme a mi destino. Y por otra parte me enfurecía más el que
me apartaran de mis queridos recuerdos que de los malos tratos a los que me
había acostumbrado en tan solo tres horas de reclusión.
Continuaban arrastrándome, pero
esta vez me quitaron la venda de los ojos, divise entonces a todo un pelotón de
fusilamiento, preparando sus mosquetes, ¡valientes imbéciles! es preferible que
no miren directamente a los ojos de un hombre desarmado al que están a punto de
matar, les sería mas fácil si no pudieran verme el rostro, cargarían mejor con
la culpa. Aunque a mi no me removió la conciencia cuando hice que dos mil
hombres del emperador incendiaran en la noche un campamento de
reaprovisionamiento prusiano.
Ahora que lo medito, no concibo
como pudieron capturarme. Recuerdo una tempestad en pleno amanecer, Alice y yo
entramos soltando risas en un cabaña a tan solo tres kilómetros de la
contienda, que se había paralizado por la lluvia. Muchos consideraban absurdo
que dos jóvenes pudieran estar intimando en plena guerra, ¿pero qué otro motivo
podía haber sino? Queríamos disfrutar de cada momento junto al otro porque no
sabríamos cuando podía acudir a mí la
parca, y si los franceses perdíamos la guerra solo Dios sabría que destino
depararía a la viuda de un Mariscal al mando del emperador. Por ello aquella
mañana, totalmente asolada más por una insignificante tormenta que por el
horror causado por lo hombres, nos entregamos en pasión el uno al otro; el
calor que desprendían nuestros cuerpos era mayor que el desprendido por el
calor del fuego de la chimenea. Aquella mañana en medio del horror de la guerra
dos personas causaban un amor tan apasionante que bastaría una ínfima parte de
él para ablandar los corazones de los salvajes y detener la guerra. Ahora que lo recuerdo, el
ruido atronador de los cañones detuvo el acto de la concesión.
Cabalgando entre cañonazos me
dirigía al que debía ser la situación de mis paysans, pero al llegar no
encontré mas que polvo y penumbra de la
que se desprendían gritos de desolación. Este horror había sido causado por los
cañones prusianos. El ejercito había desplazado su posición para evitar los
cañonazos, mientras yo aún en mi caballo me alejaba de la antigua posición de
la infantería y cuando estaba a punto de
salir de esa nube de tierra empecé a vislumbrar unas sombras moviéndose, mis
camaradas, pensé; pero a medida que avanzaba y la penumbra se desvanecía las
sombras eran cada vez más visibles, creando formas mas cercanas a lo real.
Cuando por fin salí de la nube de polvo detuve mi caballo y pude ver con toda
perfección que eran esas sombras, lo que vieron mis ojos me impacto tanto que
me quede inmóvil.
Delante de mi se encontraban
fuerzas conjuntas de prusianos, británicos y austriacos que se hallaban
mutilando y rematando a los franceses caídos en el campo de batalla. No podía
creer lo que veían mis ojos, las reglas del juego dejan bien claro que tanto
enemigos como aliados deben dar asistencia sanitaria a todos los caídos, sean
del bando que sean, una vez terminada la batalla. Como consecuencia de mi
actitud totalmente atónita no me percaté de que unos hombres se disponían a
abrir fuego contra mi, el fuego de los mosquetes no me alcanzo pero si a mi
caballo que se asustó y se echó a correr como nunca lo había visto correr. No pude controlarlo, se
dirigía hacia la posición enemiga y no podía hacerle cambiar de dirección, la
metralla desquebrajaba el viento dejando sobre si un temido silbido, apenas me
rozaban pero no tenia tiempo de pensar en el dolor, estaba muy asustado, pero
no por mi, sino por Alice, si yo caía hoy, ¿qué sería de ella?, ¿quién la
cuidaría?, ¿quién le dará los abrazos que tanto necesita?, ¿quién le recordaría
que jamás estará sola?, ¿quién le dará besos hasta que se duerma?, ¿quién le
dirá te quiero todos los días de su vida? En medio de mis pensamientos y con la
mirada fija en esos salvajes una bala de cañón alcanzó a mi caballo, que en
tantas batallas me había acompañado, que tanta veces nos acompañó a Alice y a
mi a escapar del mundo para contemplar los últimos rayos de sol que iluminan la
tierra; como consecuencia de ese ultimo cañonazo me desplome sobre el suelo.
Supongo que me encontraron los prusianos y me arrestaron, porque no recuerdo
nada después de la caída, nada excepto la imagen de Alice en el horizonte, a
pie de un acantilado junto al mar, esperándome, como parece esperar la puesta
del sol en el horizonte para ser contemplada. No entiendo porque no
aprovecharon la ocasión para matarme, reconocerían los galones de oficial y
querrían darme una muerte mas digna. ¡Bastardos! no hay muerte más digna que
hallar la muerte donde perecen tus hombres.
Me ataron de manos junto a un
poste de madera y se pusieron a dictar sentencia. No entendía del todo el alemán
pero no parecía importarles a ellos pues solo querían que constara mi ejecución
en medio de su burocracia. Solo conseguí a leer entre dientes:
…por estas causas y razones de peso en nombre del rey Federico
Guillermo III de Prusia el general Karl Von Klaus condena a muerte al general
de “la gran arme” a…
En ese instante un oficial alzó
la voz ordenando que se dejaran de tanta palabrería y que se apresuraran a la
ejecución pues el ejército francés se acercaba por el oeste. En cuanto a mi, en lugar de preocuparme extremadamente permanecí
sereno, no permitiría a mis ejecutores ver una sola mueca de temor o vacilación
en mi rostro. Veía en cambio yo sus rostros y veía a unos chicos jóvenes, con
uniformes destrozados, podía contemplar su temor ante disparar contra un hombre
atado y desarmado, pero era oír a su oficial al mando y obedecían cuyos perros
temen a su amo. El oficial ordenó que prepararan los mosquetes, ahora si que
empezaba a preocuparme, no parecía que nada fuese a detenerlos. Ordenó el
oficial que apuntaran, llegado este punto el temor hizo mella, mi corazón latía
con tal fuerza que parecía que en cualquier
momento fuese a salir de mi pecho, un terrible dolor inundaba mi estomago. Es
increíble como todo este conjunto de sentimientos que desmoralizan a cualquier
hombre desaparecen al oír una sola palabra de los labios de tu verdugo: ¡fuego!
Asombroso es el tiempo desde el
que los soldados pulsan el gatillo de los mosquetes y se te pasan infinidad de
cosas por la mente…
Yo solo podía recordar a Alice,
recordar todos esos momentos de pasión que no se volverían a repetir, no
volvería a tocar la suave piel de su mano, no volvería a mirarle a los ojos ni
a besar sus delicados labios, no volvería a haber ocasión para jugar con ella a
reusar de su presencia para luego fundirnos en un dulce abrazo, no hay mayor
sensación que sentir sobre tu cuerpo el abrazo de una mujer, no hay nada más
parecido a abrazar a un ángel. Pero lo que más me dolía es que cuando le decía
con voz suave al oído lo mucho que la quiero siempre le prometía que jamás me
separaría de ella, cuanto lamento no cumplir mi promesa, cuanto lamento no
volver a ver ese brillo en sus ojos, ni a sentir sus abrazos, ni sus besos, ni
a oír sus te amo.
Hasta que penetran en mi cuerpo las balas y caigo de rodillas,
se me nubla la vista y me desplomo contra el suelo; es el momento, vuelvo a ver
a Alice, llega a mí la parca, la muerte.
Estoy muerto, no se dónde me
encuentro, pero ahí esta ella, junto al acantilado, estrechándome la mano para
que la sujete, ahí esta el sol impaciente para que llegue y empiece su propia
puesta. Me encuentro en el lugar mas maravilloso del mundo, me encuentro con la
mujer que amo, yo no soy soldado soy un enamorado y como tal me dirijo a mi
autentico destino, pasar la eternidad junto al ser mas bello de la creación,
junto a Alice.
lunes, 23 de abril de 2012
LIBRO DEL DÍA
20 de abril: LOS RENGLONES TORCIDOS DE DIOS, de Torcuato Luca de Tena.
Libro recomendado por: Yolanda Martínez Gómez, nuestra orientadora.
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